jueves, 6 de diciembre de 2012

Tu mejor momento es HOY


"No te fíes de las horas venideras. 
El que hoy no está dispuesto, menos lo estará mañana". 
Ovidio

Hace poco conversaba con una amiga, que se preocupaba porque ya no podía maquillarse como antes, pues su piel y sus facciones habían cambiado con el tiempo, y se sentía desolada por todo lo que cambiaba a su alrededor, mientras ella desesperadamente quería que volviera a la "normalidad".
Entonces recordé una historia que leí hace tiempo en “El Espejo del Líder”, de David Fischman. En ella se cuenta que un rey estaba muy enfermo y se buscó por todo el reino un médico que lo salvara de tan extraño mal. Finalmente uno afirmó que el rey viviría si lograba ver todo de color azul, y se fue. Cuando volvió, tiempo después, el médico se extrañó de encontrar el pueblo, las plantas y hasta la gente, todo pintado de azul. Cuando un guardia lo quiso detener por no estar de azul, y él le dijo que era el hombre que había sanado al rey, lo llevaron ante él.
Al ver al rey le dijo: “Su Majestad, yo le pedí que viera todo azul, pero sólo era necesario ponerse lentes con lunas azules y hubiera sanado sin alterar la vida de todos los demás”.
¡Y es cierto! es más fácil cambiar nosotros en aquello que podemos, que esperar a que cambie el resto con todo lo de difícil, y generalmente improbable, que resulta. Y recordé esta historia  esto porque conforme avanzamos en la vida, vamos descubriendo un nuevo cuerpo, un nuevo rostro, una realidad diferente de la que teníamos a los 20 o 30, y lo mejor que podemos hacer es adaptarnos a ello con la mejor actitud y optimismo (o resignarnos a padecer nuestro mal humor de ahí en adelante).
Esta etapa trae muchos retos, incluyendo que las nuevas generaciones tienen otra forma de ser y hacer, otros gustos, otra manera de ver la vida. ¡Qué difícil es convivir con todo eso!
Sin embargo sería bueno recapacitar en el gran poder de adaptación que tenemos las mujeres. Hagamos un recuento: desde jóvenes nos aprendemos a adaptar a nuestro hogar, a los amigos, al estudio, luego al enamorado/novio, a la estructura de un nuevo hogar, al trabajo, al embarazo, a la crianza, a los hijos que crecen con su diferentes expectativas, y luego a este cuerpo cambiante que parece otro. ¡Somos expertas!
Lo saludable y sensato es adaptarnos a nuestro nuevo rol, nuestro nuevo cuerpo, e incluso a un hogar en el cual los hijos ya no están, y con suerte llegarán de tanto en tanto a visitarnos, en el cual volvemos a estar como al principio, con el esposo, o solas, si vivimos sin una pareja.
Es importante tener claro que la alternativa es adaptarnos o quejarnos por calles y plazas esperando que el entorno y los demás sean los que cambien (¡a sabiendas de que eso no ocurrirá!).
Seamos positivas, y veamos todo lo bueno que tenemos en esta etapa: madurez, equilibrio, tiempo para mí, un estilo consolidado,  y sobre todo: experiencia. Sí, esa que nos hace super atractivas porque nos permite afrontarlo todo sin hacernos mil y una complicaciones, como cuando éramos más jóvenes ¿te acuerdas?
Deja de pensar en lo que no te agrada y enfócate en todo lo que puedes ganar. ¡De ti depende que ésta sea la mejor etapa de tu vida!

2 comentarios:

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