Si alguien viene a verme sin avisar, me encontrará en casa, probablemente en medias cortas pero usando zapatos de fiesta taco 9. La razón es sencilla: he decidido acostumbrarme a ese taco, pese a que usualmente utilizo los de tamaño 7. ¿Por qué? y, sobre todo.. ¿qué tiene esto que ver con los sin cuenta?
El tema es que conforme pasan los años no sólo nos aparecen las arrugas sino también una necesidad de comodidad por encima de todo que a veces nos paraliza un tanto. Como que nos agarra una etapa en que estamos cansadas de tanto trabajar, sacar adelante a la familia, tolerar a los demás, y ya no queremos "complicarnos" con cosas nuevas. Y resulta que hoy ¡todo es nuevo cada cuatro meses!
Yo no estoy en contra de la comodidad, y de hecho soy una abanderada de no sacrificarnos por la moda o cosas por el estilo, pero sí creo que es importante seguir aprendiendo, seguir intentando adaptarnos a lo que la vida nos presenta, como hacíamos a los 20, a los 30 y los 40 también.
¿Uniforme? Me lo pongo aunque no me guste. ¿Horario? Tendré que acomodarme. ¿Embarazada de nuevo? Veré de dónde saco otra cunita. ¿Computadora? No sé ni prenderla pero aprenderé de inmediato. No importa cuál era el dilema, lo nuevo de la situación nunca fue un obstáculo. Pero llegamos a los sin cuenta y de pronto ya no tenemos la misma disposición, ni con las cosas ni con las personas, y esa, y no otra, es una señal de que empezamos a envejecer. Si usas taco 9 hasta para ir l baño, excelente, pero revisa si hay otras áreas de tu actividad en la cual estás reacia a aprender algo nuevo o a modificar patrones ya aprendidos (desaprender y reaprender).
Creo que es algo muy común, de hecho el otro día me pillé a mí misma rechazando un celular muy bonito porque iba a tener que adaptarme a su funcionamiento que era distinto al que uso y no me daba ganas tomarme el trabajo. En cuando me di cuenta reaccioné y dije: "¡No! Lo recibo y me aplico de inmediato a aprender lo que pueda", porque lo importante es no dejar que las neuronas se duerman y nuestra actitud se llene de moho, porque he ahí donde radica el germen de la vejez.
Así que ahora ando por mi casa con mis hermosos tacos 9 para dominarlos y sentirme un poco cómoda con ellos, sabiendo que aunque no los use con frecuencia, puedo hacerlo. Lo importante, finalmente, sea con los tacones, el celular, el internet o cualquier otro tema, es que si queremos detener el envejecimiento y mantenernos con vigencia en la vida, debemos seguir dispuestas a aceptar los retos, a aprender cosas nuevas y desafiantes, a conocer personas diferentes, a emprender nuevas aventuras, a intentar lo que no hemos intentado, como hemos hecho antes y como... quiero seguir haciendo.
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