miércoles, 5 de febrero de 2014

Rejuveneciendo nuestro rostro con el Yoga

Cuando era pequeña, mi padre hacía yoga (esa disciplina físico-mental de origen indio que reúne ejercicios físicos con meditación y relajación, en la búsqueda del equilibrio y la paz interior) todos los días en la mañana, y me enseñó a realizar algunos de los ejercicios, lo que me resultaba muy divertido. Al crecer dejé todo eso y después de muchos años, mi hija menor ha empezado a practicar yoga (gimnasia psicofísica, le dicen) y me entró el bichito de la curiosidad.

Así fue que me puse a navegar en la red, encontré una página que me encantó: www.karmayoga.es, un sitio español dirigido por Jasanjot Singh (Wenceslao Galán), quien es instructor certificado de yoga por diferentes instituciones españolas e internacionales y trabaja junto a un equipo multidiscplnar de primera. Aunque en su centro imparten clases presenciales para diferentes públicos y objetivos (incluyendo Yoga para embarazadas, por ejemplo), en su sitio web tienen información muy bien elaborada para personas interesadas en obtener los beneficios de esta práctica ancestral.  De manera especial me interesó un post: Yoga para rejuvenecer nuestro rostro ¿no es genial?
Constantemente hacemos gestos, miles por día, y expresamos con nuestra piel las dificultades cotidianas, las toxinas se acumulan, las arrugas nos invaden y no sabemos qué hacer. La alimentación adecuada y el uso de productos que nos ayuden es indispensable, pero también lo es aprender a relajar nuestro rostro, para no avejentarlo prematuramente.
Son sólo 10 ejercicios diferentes que irán relajando esos músculos faciales y de las zonas conexas, como cuello y hombros, que de alguna forma reciben y exhiben la tensión que suele invadirnos.
Así que comparto con ustedes los ejercicios (y si lo desean pueden ver la nota original en: (http://www.karmayoga.es/story/yoga-facial-rejuvenece-natural-mente#.UvJiHGJ5OIV).

  1. Calentamiento. Realiza círculos suaves con el cuello. Inhala al subir la cabeza y exhala lentamente al bajarla. Realiza 10 círculos hacia un lado y 10 en sentido contrario. Este ejercicio ayuda a relajar el cuello, la cara y la mandíbula y prepararte para realizar el resto de los ejercicios de la mejor manera.
  2. Relaja ojos y frente. Cierra los ojos, respira suavemente y ábrelos lentamente. Sin mover la frente, imagina un reloj, mueve los ojos hacia las 12, luego a las 3, a las 6, a las 9 y a las 12. Repite el giro 10 veces y luego en sentido contrario 10 veces más. Esta postura refresca e hidrata los ojos, además de relajar la tensión en la frente. Es ideal para ti que permaneces mucho tiempo frente a la computadora.
  3. Suaviza mejillas y labios. Infla de aire las mejillas y transfiere el aire de un lado a otro, por lo menos 5 veces o hasta quedar sin aire. Repite el ejercicio cuatro veces. La zona de la mandíbula por lo general guarda mucha tensión y este ejercicio es útil para relajarla y suavizar tu expresión.
  4. Destensa cuello y mandíbula. Lleva tu cabeza hacia atrás y mira hacia el techo, relajando cuello y hombros. Traga saliva al tiempo que presionas la punta de la lengua en el paladar. Luego gira la cabeza ligeramente hacia la derecha y traga saliva, después hazlo hacia el otro lado. Repite cuatro veces. Este ejercicio fortalece los músculos del cuello y relaja los músculos faciales.
  5. Descansa frente y ojos. Abre los ojos como si estuvieras sorprendida, sin arrugar el entrecejo o la frente. Enfoca tu atención en un punto por 10 segundos. Repite cinco veces. Este ejercicio fortalece los músculos oculares, descansa la mirada, da brillo a los ojos y reduce la tensión de la frente y entrecejo.
  6. Canta “aaahhh”. Coloca la mano derecha sobre el pecho y la izquierda sobre la coronilla. Con los ojos cerrados, abre la boca, inhala por la nariz y al exhalar canta “aaahhh”. Repite cinco veces. El sonido “aaahhh” crea una vibración en el pecho que abre el corazón. Este ejercicio te conecta con tu ser, relaja todo el rostro y le da una sensación de bienestar a tu rostro.
  7. Afloja la mandíbula. Libera la mandíbula y abre la boca. Deja que la punta de la lengua descanse detrás de los dientes inferiores y relaja la cara. Observa tu respiración. Coloca, sin presionar, las yemas de los dedos en la parte inferior de la mandíbula. Este ejercicio ayuda a liberar la tensión de la zona y mejora la circulación sanguínea en toda la cara.
  8. Desintoxica el rostro. Inhala profundo por la nariz, haz puños con las manos y aprieta todos los músculos faciales. Luego exhala a la vez que abres la boca, sacas la lengua, mueves los ojos hacia arriba y abres las manos. Repite tres veces. Este ejercicio estimula la circulación sanguínea del rostro.
  9. Medita. Haz puño con la mano izquierda y envuélvela con la derecha, con los dos pulgares juntos. Cierra los ojos e inhala por la nariz y exhala lentamente por la boca, de tal modo que la respiración llegue a los dedos pulgares. Repítelo por 3 minutos. Este ejercicio relajará tu mente y refrescará la expresión de tu rostro.
  10. Ejerce el arte de sonreír. Cierra los ojos y respira lentamente. Recuerda o imagina algún momento grato. Lentamente eleva las comisuras de los labios hacia las orejas. Cuando sonreímos hacemos muchos gestos que a la larga se convierten en líneas de expresión marcadas en el rostro. Al realizar este ejercicio, podrás liberar la tensión de las mejillas y aprender a sonreír de forma franca y relajada, evitando la aparición de líneas de expresión en el rostro.

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