lunes, 19 de mayo de 2014

Mujeres mayores y el ataque de la tecnología

En un estudio reciente aplicado a más de dos mil estadounidenses mayores, se les preguntó por ciertos términos relacionados con el mundo de la tecnología y los resultados fueron sorprendentes:  el 11% respondió que HTML (lenguaje de programación web) era una enfermedad de transmisión sexual (ó ETS), el 27% dijo que ‘’Gigabyte’’ era un insecto sudamericano, el 23%  creyó que ‘’MP3’’ era un robot de ‘’Star Wars’’ (al igual que C3P-O o R2D2),  el 12% dijo que ‘’USB’’ era el acrónimo de un país europeo… y no sigo de la pura vergüenza ajena. Luego de eso ya no me debo extrañar cuando pregunto a mis amigas si leyeron mis mensajes de texto y luego de mirar su celular dicen: “yo no sé cómo se maneja esta cosa”.



¿Miedo a la tecnología? Puede ser, pero no necesariamente, pues aquello que les conviene aprenden a usarlo rápido y bien (unas el control remoto, otras el microondas o el cajero automático, etc.)… pero en general es evidente que con los años las personas tendemos a preferir lo conocido a lo nuevo, pues nos permite permanecer en nuestra zona de confort o seguridad, sin embargo en un mundo tan cambiante ya no podemos darnos el lujo de quedarnos al margen de la comunicación digital y de los beneficios de la interconexión.
Esto no es una oda al internet o una apología a los aparatitos que nos rodean hoy en día, como hormigas a la miel. Nada más lejos de eso. De hecho mi celular (o teléfono móvil) es lo que llamamos “un chanchito”, un modelo muy básico, y me resisto a cambiarlo por uno más desarrollado, porque no necesito dicho desarrollo (que a veces termina esclavizándote a niveles de consumo) pero sí me veo en la obligación de saber usarlo, recibir y enviar llamadas y mensajes, tomar alguna foto de emergencia, programar una alarma, registrar una cita y esas cosas que el día a día nos pone frente a nuestras narices y ante las que no podemos abstenernos, entre otros temas tecnológicos. El tema, más que operativo es de autoconcepto. Y eso sí es importante.
Un estudio realizado en argentina sobre el uso de las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) reveló que las mujeres mayores de 35 en una gran proporción se consideran “demasiado viejas” para aprender a usar artefactos digitales o de tecnología informática (imagínense las que pasamos la quinta década!!!). Si a eso le sumamos que los hijos se burlan cuando la mujer trata de aprender a manipular el aparatito y no lo hace con la soltura de los que nacieron con un celular pegado al cordón umbilical, se produce un quiebre emocional que afecta el autoestima y bloquea el deseo de aprender. “Para qué voy a aprender a usar esto, mi hijo lo hace mejor que yo”, se escucha con frecuencia (y luego ríen, invariablemente, como si fuera un chiste muy gracioso, ocultando así la vergüenza o incomodidad).
Por favor: las nuevas tecnologías están aquí y llegaron para quedarse. Nos gusten o no, son parte de una sociedad que ya no es concebible sin el internet y la comunicación digital.  ES UN HECHO.
Permanecer aisladas por miedo a la vergüenza de un fallido primer intento (o segundo, tercero o milésimo!) no justifica el aislamiento de todos los beneficios que podemos lograr de incorporarnos al mundo de la tecnología. Pídele a una amiga que te enseñe, busca a un nieto caritativo, pídele al hijo de la vecina (por respeto no se reirá como los tuyos, que lo disfrutan a morir), ve qué hacer, pero aprende lo que sea necesario para no quedarte excluida del mundo actual.
Me gustan muchas cosas del mundo de hace 30 años, pero reconozco que poder disfrutar las fotos de mis hijos y nieto, los mensajes tiernos que comparto con mi familia cuando no los puedo llamar (o ellos a mí), las profundas verdades que me cuestionan cuando las encuentro (entre mil sandeces) navegando en las redes sociales, la posibilidad de llegar a otros a través de mi blog, son todas parte de una realidad que tiene maravillosas posibilidades. El sol puede taparse con un dedo, pero una cosa es que no lo veamos… y otra que no siga ahí.

¡Esta es una campeona!
Un gran ejemplo lo podemos encontrar en Lillian Lowe, considerada la usuaria más longeva de Facebook, con nada menos que 103 años. Así como lo lees. Una mujer que ha sido testigo de un tiempo en el que
sucedieron hechos históricos que sólo conocemos por los libros o el cine, usa las redes sociales para estar en contacto con sus 7 nietos y 13 bisnietos desde su iPad o su laptop, y se siente muy feliz de hacerlo, pues le gusta poder establecer contacto con la gente y enterarse de lo que pasa en el mundo.
Si estás leyendo este post y navegas por el blog probablemente eres del club de Lillian y no eres parte de quienes temen a la tecnología como al diablo, pero aún así es importante que sepas que las encuestas indican que las personas mayores acceden a las nuevas tecnologías con mayor retraso que el resto de la población y que son el grupo que menos las utiliza… cuando, bien aprovechadas, pueden ser de tanta utilidad...
Ésta es una etapa para reevaluar nuestra vida, integrarnos a otros, estar comunicadas, disfrutar de la familia que queda detrás de nosotros… por eso es importante que ayudemos a quienes aún no cruzan la brecha tecnológica para que puedan aprovechar lo que trae la modernidad, y ser mujeres mayores, muchas ya abuelas, pero activas y conectadas con el mundo.
¡Vamos, chicas! Las tecnologías nos esperan… para ser nuestras amigas.
Y hablando de amigas, les dejo esta simpática imagen.

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