viernes, 26 de abril de 2013

Prevenir es mejor que lamentar: la incontinencia urinaria


¡Atención, queridas felices de sin cuenta!
Siempre buscando información para enriquecer este periodo de nuestra vida, me encontré con una estadística muy poco simpática:  pasados los 50, en una gran mayoría de mujeres la menopausia  genera problemas de incontinencia urinaria, como efecto de la disminución de ciertas hormonas y el esfuerzo que realizan los músculos vaginales durante el parto, ya que los músculos de la entrada de la vagina llegan a perder su tonicidad y eso afecta a la vejiga.

Que no es una lindura el panorama, ¿verdad? Claro que los pañales para adultos ayudan y no deben avergonzar a nadie, pero mi ropa interior me gusta como está, así es que seguí averiguando, y resulta que en algunos casos, el tema se vuelve tan agudo que es necesario recurrir a la cirugía.
Aunque hay voces que se resisten a relacionar el tema con la menopausia, (en http://www.institutoindas.com/index.php/noticias/531-elmitodelaincontinenciaylamenopausia.html se puede hallar un artículo del Instituto Indas que afirma que la menopausia no es algo forzosamente ligado a la incontinencia urinaria), es prudente prevenir antes que lamentar.
Es importante mantener controlado el peso, pues el sobrepeso interviene agravando estos casos.
Otra es acudir al especialista al mostrar este síntoma, para estar seguras de que no sea parte de otro problema,  y para que realice la debida evaluación.
Sin embargo, cuando aún no se tiene esa molestia, es sensato iniciar un plan preventivo que nos ayude a fortalecer esas zonas de nuestro cuerpo, lo que, como yapa, ayuda a obtener mayor placer durante el acto sexual (si no le interesa, ok, ¡no siga leyendo!).
Se trata de los ejercicios de Kegel, o ejercicios de contracción del músculo pubocoxígeo, para fortalecer toda la zona de la pelvis, que llevan el nombre de su creador, el Doctor Arnold Kegel, quien desarrolló estos ejercicios en la década de 1940 para controlar la incontinencia urinaria de la mujer después del parto (¿se acuerdan cómo fastidiaba ese “escape” que no se podía evitar?).
El propósito de los ejercicios es fortalecer los músculos de la zona pélvica y mejorar la función del esfínter. Deben realizarse de forma apropiada y disciplinada. Tu ginecólogo podrá orientarte para que los aprendas bien y no tengas ninguna complicación, y aquí te damos un tip que puedes ir poniendo en práctica de manera sencilla : sentada, intenta  contraer los músculos del piso pélvico (como si quisieras retener orina) pero sin usar los músculos del abdomen, caderas o nalgas. No es fácil identificar los músculos de forma aislada y lograr contraerlos sin involucrar a los demás, y tal vez demores en lograrlo, pero cuando lo hagas, mejorarás la tonicidad de esa zona y estarás sembrando para mañana… cosechar los beneficios de tu perseverancia.

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